Nueva Frontera

lunes, junio 27, 2005

La bandera, ese oscuro objeto del deseo

Yo no sé si es por el material que la fabrican, pero las banderas de EEUU son de un fetiche sexual que te pasas. Estoy por comprar un cajón lleno para ver si así mejoramos nuestra líbido.



Yo hasta ahora pensaba que esto sólo pasaba con la mantita de Linus, el de Snoopy. El cuál como muchos recordarán, entraba en un estado de frenesí asesino cuando no estaba cerca de su mantita azul.

Y es que se dice, se comenta, que en EEUU están a un tiro de piedra de aprobar una ley que impida quemar banderas. Obviamente, esto sólo atañe a la bandera estadounidense, del resto de banderas no se han dado por enterados.

Creo que los quemabanderas son gente con un trozo de tela para quemar, me temo que no es tarea del gobierno regular que harapos de tela pueden quemar o no sus habitantes. Por supuesto que la bandera es un símbolo, pero tiene diferentes matices según la persona. Como por ejemplo la cruz cristiana, que puede simbolizar la religión de algunos o la religión de los opresores de otros.

Una nación es algo muy aleatorio, la consecuencia de los últimos quinientos años de innovación en estructuras sociales. No creo que una nación lleve tanto peso en la psique de las personas como su raza o sus ideas. Elegir un símbolo destacado (una bandera) y prohibir su incineración es un vano intento de probar que el patriotismo es algo más importante que las características innatas del individuo.

La gente que quema banderas está expresando una opinión, sólo que no es una opinión que sea fácil de interpretar. ¿Odian el diseño de la bandera? ¿Creen que la administración está haciendo algo mal? ¿Les disgusta una política en particular? Nadie podría afirmarlo sólo por ver una bandera quemarse.

En efecto, el quemabanderas podría haber elegido cualquier medio de expresarse. Podría haberlo dicho, cantado, dibujado, escrito, pintado... Pero simplemente eligió quemar un trozo de tela simbólica, puede que esté abierto a muchas interpretaciones pero puede ser más efectista.

Y ahora pensaréis: ¿y por qué deberíamos preocuparnos por lo que pase al otro lado del charco? Pues tal vez porque a mi mente llega una imagen de una bandera rojigualda de tamaño considerable simbolizando los sentimientos de millones de españoles. ¡Si es que nos parecemos tanto en el fondo!